lunes

Crónica de un robo, parte III.

Después de un par de procedimientos desde la comisaría de Turdera (los primeros policías que no puedo considerar corruptos ni que los vea transando) , me llaman una tarde.
Me pidieron identificar una fotografía, de quien creían, era el monstruo.
Vinieron a mi casa, prendieron la cámara, pero no, era negativo.
Así pasó un par de veces, venían y no, no era él.
Vale aclarar que esto lo hacían porque son gente con corazón, ya que mostrarme fotografías es algo ilegal, pero querían encontrar al monstruo, ya que NO FUI LA ÚNICA que lo denunció en la zona, y no es muy grande Turdera..
Llegó el día. Estaba en el colegio, tenía hora libre antes de entrar a clase, estaba comiendo mi ensalada rutinaria.
Me llaman a portería, estaba la policía. La portera del colegio no entendía nada y todos me miraban raro.
Entramos a la cocina de Elvi, la portera. Sacaron la cámara digital, y ahí lo vi. El monstruo, pero había tomado una forma diferente: ojos claros, pelo corto y rubiecito, y la cara más demacrada que vi en mi vida.
Corrí llorando al patio cubierto, me abrazaron las chicas. Después llamé a mi mamá por teléfono y hablamos un momento, me contó que había hablado con la representante legal del colegio blabla, fue todo muy rápido.
Pasó el tiempo, y tuve que ir a tribunales, o algo así, en Lomas de Zamora.
Me atendió una mujer, petiza, simpática, con cara de corrupta.
Me tomó la declaración y quebré. No pude contar todo lo que hubiese querido contarle, pero logró tener mi declaración. Unos días después, se vino lo peor.
La ronda de reconocimiento.
Bajamos al subsuelo, conocí una cárcel.
Bajé con mis papás, me explicaron el procedimiento. Pero no podía dejar de mirar a una chica... Estaba con un hombre vestido de médico, una mujer grande y otra joven. Me llamaron la atención y supuse que era víctima de abuso deshonesto, como yo.
La chica entró a reconocerlo antes que yo, y salió llorando, toda su familia (supuse) tenía ira en la mirada y la chica seguía llorando, como nunca vi llorar A NADIE en toda mi vida.
Entré a reconocerlo con la mayor impotencia que sentí en mis 14 años en ese momento, con mi vieja, porque soy menor de edad. Ahí estaba la mujer que me tomó la declaración, una policía y la abogada del monstruo (hasta los monstruos tienen derechos, dicen.)
Eran 5 hombres, 4 altos, robustos y de piel un poco oscura, y ahí estaba el monstruo. 1,70m como mucho, escuálido, seguía teniendo la misma cara de demacrado que en la foto y los otros rasgos que ya describí.
- Tomate tu tiempo- Dijo la mujer con cara de corrupta.
- El 2 - Dije sin pensarlo un sólo segundo más.
- ¿Segura?-
- Sí, el 2.-
Salimos. Esperamos en un salón a parte y nos fuimos.
Tiempo después lo supe, Andrés Damián Diamico. 4 casos de violación, 21 casos de abuso deshonesto, al pensar que yo podría haber sido uno de esos 4 casos lloré un poco más que antes. No aparece en Google, apareció en Crónica.
Hasta donde sé sigue preso, pero no hay día que me olvide, de todo eso, que hoy me da desconfianza, ira y me repugna, más que nada en el mundo.
Odio recordar todo esto, verdaderamente LO ODIO.

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